viernes, 2 de octubre de 2009

Guerra biológica

En los últimos años, son numerosas las noticias que se han publicado en relación con las armas biológicas y su posible utilización por determinados países u organizaciones terroristas.

Guerra biológica es el término que se ha acuñado para la utilización deliberada de microorganismos patógenos o de sus productos (toxinas), con el objetivo de provocar enfermedad y muerte entre los seres humanos, y crear así una situación catastrófica.

Son múltiples las referencias históricas que se conocen, desde el caso de la “Muerte Negra”, transmitida por pulgas y producida por Yersinia pestis, en el siglo XIV, del puerto genovés de Kaffa en Crimea, en el que los tártaros lanzaron cadáveres de víctimas de peste, mediante catapultas, al interior de la ciudad con el propósito de que la plaga se extendiera entre los defensores y se acelerara su rendición, hasta los más recientes casos de envíos postales con esporas de Bacillus anthracis a periodistas y políticos norteamericanos con la intención de que se contagiaran con carbunco y sembrar el pánico en Estados Unidos.

Entre estos dos hechos señalados han sido muchos y muy variados los sucesos acaecidos como el del ejército japonés, que entre 1939 y 1942 experimentó con armas biológicas sobre ciudades chinas arrojando cultivos bacteriológicos viables, aerosoles bacterianos o bombas con pulgas vivas infectadas con Yersinia pestis (más de 15 millones de pulgas en cada ataque).

No podemos olvidar tampoco otras actuaciones como la de la secta religiosa Rajneeshi en 1984, que contaminaron con Salmonella las ensaladas de varios restaurantes en Oregón con la intención de influir en las elecciones locales, produciendo cientos de casos de gastroenteritis algunas de ellas graves, entre la población

¿Quién está detrás de estas acciones? ¿Estados terroristas? ¿Al Qaeda? ¿Grupos supremacistas?..., el efecto perseguido en muchas ocasiones lo han conseguido y han puesto sobre la mesa lo vulnerables que somos a este tipo de agresiones, lo que nos obliga a replantear nuestros mecanismos de alerta y defensa sanitaria para tratar en todo momento el mejorar nuestros conocimientos en lo que respecta a la etiología, epidemiologia, diagnóstico, tratamiento y profilaxis de las enfermedades que potencialmente puedan ser utilizadas con propósitos inconfesables.

Cuando reflexiono sobre estos temas mi pregunta siempre es la misma,
¿Qué tenemos que hacer en estos casos?

Y aunque conozco la respuesta también quiero lanzar la pregunta:
 ¿Es ética la fabricación de este tipo de armas?

Espero vuestra opinión.



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